En el Perú terminamos la primera parte de una variopinta campaña electoral y, como de costumbre, los candidatos hacían despliegue de todas sus armas y artimañas para captar los votos de la indecisa ciudadanía. Por supuesto, los ataques y sacadas de «trapitos sucios» estaban (y siguen estando) a la orden del día, pero si algo tengo que rescatar es la utilización nunca antes vista de las herramientas de comunicación 2.0, que a más de uno le dieron resultados muy positivos.
No obstante, al ver un reportaje sobre la presentación de la web de uno de los ex-punteros en las preferencias electorales y descubrir que la mayoría de sus adeptos pensaban que las redes sociales se referían a sus comités de base pude llegar a la conclusión de que aunque el término 2.0 esté muy difundido en realidad no tenemos ni la más remota idea de lo que significa esa bendita codificación.
Para comprender mejor todo esto de la plataforma 2.0, intentaré explicarlo en base a la comparación que imaginé luego de escuchar a uno de los expertos que estuvo en dicha presentación.
Resulta que si -según la tradición católica- Dios creó al hombrea su imagen y semejanza y decidió darle una compañera para que no se sintiera tan solo y tengan descendencia, así mismo en el «mundo tecnológico» de hace varias décadas solo podíamos darle órdenes al computador sin más respuesta que su ejecución. Y siendo este proceso solo del hombre a la máquina sin interacción con otros seres humanos, entonces se ha de llamar era de la Web 1.0.
Por lógica, cuando aparece el chat, el Messenger y ahora los ya famosos Facebook y Twitter, entre otros del espectro de las redes sociales donde la interacción entre dos o más personas está a «flor de piel virtual», entonces estamos hablando de la era de la Web 2.0, la cual ha dejado de ser un fenómeno para convertirse en nuestro «pan de cada día».
Pero si piensan que ahí quedó la cosa y los seres humanos le sacamos todo el jugo a la tecnología de la comunicación, entonces por lo visto aún no se han enterado de que ya se vienen desarrollando proyectos para que próximamente todos (lo que contamos con Internet) gocemos de las bondades de la Web 3.0.
Aunque todavía hay muchas discrepancias acerca de su exacta definición, podríamos decir que la codificación 3.0. indica la transformación de la Web en una base de datos con contenido de fácil acceso para múltiples buscadores, así como la influencia de la Inteligencia Artificial y otros raros términos como la Web Semántica o la Web geoespacial.
Ahora que ya sabemos un poco más de cómo funciona la «secuencia de las eras de la Web», esperemos que también aprendamos a sacarle el justo provecho sin ir en perjuicio de nadie y, por el contrario, facilitando la apertura de sus contenidos a otras personas que aún desconocen todo lo que pueden hacer por ellas.
Fuentes: Web 3.0, Maestros del Web.
Imágenes: Ciberprensa, Clases de Informatica.
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